PROCESO de TRABAJO:
“Pintar no es más que otra forma de llevar un diario”
Pablo PICASSO.
Cuando pintaba retratos al uso realizaba las obras de manera secuencial. Primero ordenaba y limpiaba el estudio hasta no dejar huella visible del último trabajo, me enfrentaba al lienzo en blanco y atacaba cada nueva pintura de manera diferente. A veces, como quien escribe una novela, surgía el momento extraordinario en el que la propia obra decidía por sí misma el camino a seguir cuan personaje de una trama de ficción, pero siempre, sin excepción, era yo quien ponía el punto final y decía “hasta aquí, ésta se acabó”. Luego volvía a empezar todo el proceso haciendo de nuevo tabla rasa.
Ahora no tan sólo he cambiado de estilo sino que también mi proceso de trabajo es diferente: Siempre emprendo varias obras a la vez. Empiezo trabajando los fondos sin saber bien quién irá con quién. En este punto puede decirse que aún mando yo, pero, a medida que van tomando forma, cada retrato va ocupando su lugar y a partir de ahí… pierdo todo control.
En principio parece haber una especie de simbiosis entre mis pinceles y cada una de las obras, hasta que parecen tomar vida propia, se comunican entre ellas y una a una van pidiendo lo que necesitan, en ocasiones quitándoselo unas a otras, intercambiando colores, formas e incluso composición… Es entonces, cuan personajes de novela, cuando toman las riendas y yo paso a ser un mero espectador de sus caprichos y derroteros. Hasta el punto de ni siquiera ser yo quien decide cuándo un retrato está acabado. Son ellos quienes concluyen cuando no tienen nada más que decir, “aquí me apeo” mientras otros pueden seguir hablando y hablando sin cesar. Es un proceso curioso, en su mayoría divertido, pero, sobre todo, mágico, muy MÁGICO.